El poder es poder

A raíz de la configuración del nuevo gobierno, en el que hay ministros de comunistas, socialistas, e incluso del PSOE, está naciendo un nuevo debate en el seno de las organizaciones sobre la capacidad de decisión en el gobierno, y sobre todo, el poder; y para hablar de poder, es imposible que no nazcan dos nombres: Maquiavelo y Gramsci.

Mucha gente dice que el conocimiento es poder, pero Gramsci  afirmaba que el poder no es el conocimiento ni ningún otra posesión intelectual, sino la proyección de una figura de autoridad en la sociedad, aunando hegemonía y crueldad, entendiendo la hegemonía como la legitimidad conseguida intelectualmente para con aquellas personas a las que atañe para poder dar fuerza y credibilidad a las decisiones que se toman, y entendiendo la crueldad como un elemento bien utilizado cuando se emplea una sola vez por la necesidad de afianzar el poder, para después no repetirlo más, como dice Maquiavelo. Aunar confianza y temor, ya que son elemento conniventes e impensables el uno sin el otro, ya que constituirían gigantes con pies de barro.

La política del ajedrez, entendiéndola como táctica y estrategia en el sentido más leninista de la palabra, es complicada en esta época de liquidez social e intelectual, pero es indispensable controlarla a la perfección para poder manejarse en el ambiente de las fluctuaciones de poder político, tanto en el ámbito de la política nacional, así como dentro del propio gobierno de coalición en el que nos adentramos.

Una buena formación y preparación son claves para poder jugar un papel hegemónico en el mismo, defendiendo siempre desde nuestra postura una defensa a ultranza de los derechos de la clase obrera como bandera primera y última, y manteniendo una posición de vanguardia en el análisis e interpretación de la realidad social y política de nuestro país. Esperemos estar a la altura, nos jugamos muchísimo.

Tira millas.



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