Clase y género: el eterno debate.

Se lleva planteando durante demasiado tiempo quizá, el excluyente debate que no sirve sino para estratificar los intereses de la clase trabajadora, el cual pone sobre la mesa dos aristas de una misma opresión, que viene sobrevenida por un sistema económico cuya única motivación es el enriquecimiento personal y la concentración del capital en la menor cantidad de manos posibles, y creo que todos sabemos a qué me estoy refiriendo.

A la mano invisible del mercado le viene de perlas toda aquella disyuntiva que sirva para dividir, de una manera u otra a la clase obrera, tanto como sujeto político, como si la tratamos en tanto que personalidades individuales que forman parte de una lucha o proyecto de manera activa y orgánica.

Planteado esta premisa, imprescindible para poder entender el sistema hegemónico y cultural del capitalismo, debemos entender que, la idea de liberación o emancipación debe estar en el ideario colectivo de manera conceptual y transversal, de un modo que nos permita extrapolar las luchas de una manera interseccional, entendiendo que las desigualdades contra las que luchamos, afectan de una manera u otra a las consiguientes. Clase, raza y género nunca podrán ir de otra manera que no sea de la mano, porque se retroalimentan y sus desigualdades son promovidas por el sistema productivo capitalista, ya que así logra sostenerse con éxito.

Esto puede parecer una abstracción, pero se puede llevar al campo de la praxis de forma muy simple: ¿Quién trabaja más en puestos laborales que se desempeñan fuera de las casa? ¿Y quién haciendo las labores del hogar, permitiendo de esta manera que el sistema económico basado en el trabajo de la clase obrera fuera de la casa se mantenga como el más importante para el modelo de producción? Ejemplos como este se pueden poner miles, ya que miles son los elementos de desigualdad que comparten la clase y el género.

Por esto mismo digo que, dejémonos de tonterías y de falsas búsquedas de diferencias ideológicas entre ambos campos, que tiene obvias diferencias, ya que si vemos la historia desde una perspectiva contextual, cuando se escribió el Capital o el Manifiesto Comunista, el feminismo era un movimiento bastante minoritario y poco conocido entre las masas, incluso las masas obreras, pero son unas diferencias que se pueden salvar desde un análisis de emancipación de género y clase. Ojalá algún día consigamos salvar esas diferencias de manera radical y poder andar de la mano hacia un horizonte de liberación absoluta y sin matices.

Tira millas.






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