Milagro de Saturnalia


Uno de mis primeras entradas trataba sobre la navidad, lo que para mí significaba y el por qué creía que era una infame prostitución del capitalismo, como toda fiesta popular que requiera de consumo de cualquier tipo.

Esta reflexión la hacía a raíz de la utilización de un fiesta religiosa (para más inri) que desde mi punto de vista no es más que una excusa para entre otras cosas, reunir a las familias de manera forzada en base a unas fechas señaladas por el nacimiento de un personaje que no hizo más que propagar la palabra de un dios inexistente, la palabra de una esperanza construida en los pilares del miedo al infierno, caldo de cultivo perfecto para que el "amor a dios" crezca de una manera muy sana y muy natural.

Quizá alguien que lea esto y sea creyente podría pensar que esto es una banalización o una reducción al ridículo de la doctrina cristiana, pero partiendo de la base de que es una doctrina, tenemos poco camino a recorrer, y si a eso sumamos toda una construcción ideológica basada en la dialéctica divina, una especie de supremacismo moral que sitúa en lo más alto de la pirámide en función de la calidad y cantidad de fe que se posee, como si fuese un artículo de mercado o un producto vendido al peso, nos encontramos con que la propia doctrina es ya en sí una reducción al ridículo de lo que suponen todas las relaciones humanas, contaminándolas de violencia y miedo. Básicamente no significaría otra cosa que "quién te quiere, te hará sufrir si no cumples con su voluntad y su cometido", y quizá ese es uno de los pilares de algunas lacras sociales que están acribillando nuestra sociedad, como el patriarcado criminal o la xenofobia.

Si a todo eso le sumamos encima el consumismo propio de unas fiestas que hacen que a los dueños de las grandes transnacionales se les ponga el cipote como el rodillo de un panadero, tenemos una fecha señalada y considerada como santa al producto de la hipocresía, la mentira y la inocencia infantil inducida a través de la mentira adulta.

Algunos pueden pensar que si digo esto soy un amargao` que no sabe disfrutar de las fiestas populares y viene a joder la marrana al personal, pero bueno, aprovechando el tono más distendido que está adquiriendo el final de esta entrada, aprovecho para deciros, con todo el amor que cabe en mi, según vosotros, podrido corazón:

¡Que os follen! (Bromita)





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