Las gallinas que entran, por las que siguen entrando

Siguen en aumento las listas de presos políticos en España a raíz de la cuestión referente al 1 de Octubre y la declaración de independencia proclamada en forma de república, por el Govern el pasado 27 de Octubre. No obstante, no veo ningún tipo de avalancha en forma de reacción crítica ante este tipo de sucesos, como por el contrario si vi cuando se hablaba sobre Venezuela cuando se sacaba a colación de las elecciones generales, o cuando murió Fidel Castro en Cuba, del que se soltaban sapos y culebras, que salían de bocas en caras cuyos ojos poco o nada habían leído sobre el tema. Pero éste no es el tema que nos ocupa hoy, ya que lo de vital importancia en nuestra actualidad es la encarcelación, de manera progresiva y sistemática, de miembros del Govern que sólo llevaron a cabo la voluntad de una decisión tomada en las urnas, de manera no muy limpia, todo sea dicho.

Se habla de recortes en las libertades, pero no hay mayor recorte que el hecho de que una persona se vea forzada a dejar su casa y su familia por una decisión judicial, sacada de una constitución heredada de un oscuro pasado que poca nostalgia nos evoca a muchos, pero que a bastantes otros hace mojar la ropa interior.

A esos otros que se levantan húmedos con cada noticia matutina de un encarcelamiento, bien sea de un político independentista, de un rapero subversivo o cualquier otra persona dedicada al arte y la música; no les ha venido mal el asesinato del pobre chaval de Almería, Gabriel, para utilizar de manera ruín esa perdida e instrumentalizarla políticamente. Poco pasó desde que sucedió eso, hasta que empezaron a pedir cadena permanente revisable para más delitos de los ya existentes. Esa es otra. Me fascina la gente que durante estos días pedía esta pena permanente, como si no estuviese implantada ya, haciendo gala de su ignorancia de manera flagrante.

Sólo decir que el hecho de que los mayores detractores de la libertad de expresión estén a favor de la cadena permanente revisable es, cuanto menos, curioso. No les demos la razón. No les demos esa arma subjetivista y muy relativa. No les demos el gusto de meter entre rejas a cualquier persona que piense igual que ellos.

La democracia no debe ser arbitraria, la justicia no debe ser parcial, porque se empieza por delito de enaltecimiento al terrorismo, y se acaba por meter en la cárcel por ser ate@, roj@ o feminista.

Tira millas.



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