Cataluña y la equidistancia


"Soy equidistante, pero no soy gilipollas", decía hace más de una semana Marc Giró en Late Motiv a propósito de la defensa que hacía alguna gente de la violencia policial que vive una escalada creciente en las calles catalanas, cada vez en más medida. Desarrollemos esto.

El carácter español es curioso, va envasado en packs indivisibles que aglutinan características muy específicas de la ideología, sin tener en cuenta a duras penas contextos, individualidades ni opciones extra que puedan resquebrajar la indivisibilidad del pack: si eres "rojo" eres crudivegano, estás a favor de Palestina, odias a los toreros y prácticamente desayunas bebés, robados de los abortos que por supuesto, defiendes a capa y espada. Si eres "facha" te apasionan los toros, fumas puros del diámetro de secuoyas y crees que Franco creó la Seguridad Social, al tiempo que vas a ver su tumba gritando que quieres ir a misa.

Buena parte de esto es cierto, ahora bien ¿qué papel juega esto en la disposición ideológica de la política marxista en el planteamiento del debate en torno a la violencia policial con respecto a Cataluña? Una muy clara, y no es ninguno de los packs anteriormente mencionados.

Las entidades filosóficas, como puede ser el materialismo dialéctico, generan contradicciones, tanto antagónicas como no antagónicas, y este caso no es una excepción. De hecho, este asunto, es uno de los que más contradicciones ha generado en el seno de la política de izquierdas, tanto nacionalista catalana como la internacionalista española, como pueda ser el PCE o IU.

Cierto es que una organización como la nuestra, no se debe apoyar una causa como la nacionalista catalana (de hecho, ni catalana ni de ningún otro lugar, salvo que haya una situación de colonialismo como puede ser en Puerto Rico) ya que nosotros defendemos un modelo republicano federal, con gran libertad de las autonomías, pero que esas constituyan un modelo estatal fuerte, en el que todas y todos podamos enriquecernos de la convivencia. Ahora bien ¿a qué precio?

Si algo nos ha enseñado la historia es que las naciones libres no se construyen a palos, y si lo hacen, como España, dichos modelos acaban fallando, y basándonos en eso, es absolutamente inmoral que se quiera liquidar a golpes un sentimiento popular que arrastra a millones de personas que lo único que buscan es poder decidir su futuro, independientemente que eso nos guste más o menos, ya que es su derecho de autodeterminación, y es legítimo.

En lo ideológico, ni con unos ni con otros, pero viendo la opresión y la violencia que sufre el pueblo catalán a tenor de lo que defiende, es perentorio condenar la violencia excesiva de los Mossos y la Policía Nacional, así como la Guardia Civil, sin que eso implique apoyo a proyectos rupturistas para con la clase obrera.



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