Paternalismo para todos

Hoy, tras más de un mes sin publicar nada por estos lares. volvemos con un tema un poco filosófico pero que  mi parecer, contiene la semilla de cada acto de vejación o violación de derechos, tanto de manera individual como colectiva: la superioridad.

Si bien es un sentimiento que ha sido dado a muchos colectivos durante la historia, así como se sigue haciendo, la superioridad es una imposición social sobrevenida históricamente por la dominación que supone pertenecer a una etnia, un género o una clase determinada. Ejemplos no faltan para poder cristalizar ésto, cuando se ven lacras como la violencia de género fruto del machismo, la xenofobia y el racismo, la aporofobia en cada manifestación de clasismo que se da en la calle día a día en cualquier lugar del mundo. Un pequeño inciso bastante interesante es cuando se mezclan la aporofobia y la xenofobia a la hora de afrontar la inmigración por buena parte de la sociedad mundial, mucho más la española. Se mezclan el desprecio más inexplicable y la falta de empatía que nos impide poder andar en los zapatos de quien desde hace mucho anda descalzo y con cortes en los pies, por el pedregoso terreno a recorrer.

Pero esto es algo extrapolable a cualquier relación humana en la que haya superioridad social. Sin ir más lejos, el machismo es la más clara de las relaciones en la que se ha impostado al hombre por encima de la mujer de manera artificial, pero que a posteriori se ha visto reflejado en consecuencias mucho más graves como las leyes, los derechos o la atención al maltrato. Las leyes, así como los derechos y deberes los dictamos los hombres, por y para los hombres. Ahora me gustaría hablar del paternalismo fruto de la falsa superioridad y el papel que históricamente ha tenido la religión en ella.

El paternalismo es quizá, al menos para mí, uno de los peores sentimientos por los cuales se puede guiar una persona, ya que mezcla la pena, la ambición y el egoísmo. Uno de los más orgullosos portadores del paternalismo es la religión, como así quedó demostrado durante toda la edad media, mediante las cruzadas, las invasiones a los santos lugares, los apoyos a expediciones extranjeras enviando curas y representantes de la iglesia para adoctrinar a personas que ya tenían una cultura, costumbres y raíces intelectuales. Todo este paternalismo unido al afán colonizador de los países expansores fue el sentimiento que le hizo a estos  asesinos pensar que podían exterminar estas formas de vida y costumbres con prácticas genocidas y esclavismos.

Históricamente, el sentimiento de superioridad provoca muerte, esclavismo, subordinación y desprecio. Seamos listos, seamos humildes; nadie es más que nadie.

Tira millas.






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